Si competir bajo la manta del equipo SBR Open Team es la repera, representarlo en este campeonato es el no va más.

Se acerca la semana del 15 de febrero. Por las cabezas de los miembros del equipo la cosa está muy clara. Se ha de mejorar los resultados de años anteriores. Este año sabemos que se puede lograr. Que se puede conseguir hacer un buen tiempo.

Los ánimos del Sensei Miquel Blanchart se dejan caer el martes. Nos alegra el entreno marcándonos esos tiempos de las series de 400m. Siempre hace que des un poco más. Es capaz de trasmitir esa energía y garra que vemos en sus competiciones: nuestro referente.

Pero las cosas no empiezan bien. La mala suerte envía fuera al Equipo B masculino. En el sorteo, nos toca el gordo. No habrá representación B y el Equipo femenino, tampoco estará en la salida. Entre alguna lesionada y ausencias por motivos personales, hacen que éste no esté representado. Pero esa decepción, al minuto, se convierte en ánimos al Equipo A masculino, el único representante de SBR Open Team en el campeonato. Son esas pequeñas diferencias que hacen que este equipo tenga vida propia. El apoyo incondicional se palpa en el día a día, tanto en los entrenos, como en competición, por las redes sociales personales o las de equipo.

Y este equipo “Never walk alone!”. Y utilizo este término futbolístico del Liverpool. Porque es así. Así nos sentimos el Equipo A masculino en el Prat. No estábamos solos. Detrás de nosotros, allí animando, estaban nuestros forofos. Nuestros propios compañeros de equipo. Con la rabia de no poder estar en la salida alguno, otros por no poder competir por decisión técnica y otros por acarrear lesiones. Pero los no presentes en el día de la competición, también estaban. Con sus mensajes durante la semana, ese día, el día después… Las muestras de cariño han sido inmensas.

Las ganas de dejar al equipo en lo más alto, eran muchas. Y así se palpaba en el ambiente. Nervios a flor de piel. Tanto, que desde las 12 de la mañana ya andábamos por la zona de boxes, oliendo a competición. Y a boxes, no entraríamos antes de las 15:30.

Este equipo es diferente. El humor está presente en cada momento. Todo a su tiempo. Serios y divertidos. Todo es compatible. Y seriamente, nos plantamos en el restaurante a comer. Qué dilema. ¿Pasta? ¿Pollo? Mejor… ¿Bacalao? Una cosa es contarlo y otra vivirlo. Por un momento, fuimos expertos en pescado. Razonamos que una sardina, no era un tiburón pequeño. Que un bacalao en rodajas, puede pasar por una merluza del Atlántico Norte. Y que la almeja, mejor chilena. Entre risas y lágrimas de la ocasión, nos plantamos en el postre. Helado. Un rico helado de vainilla y fresa. Y café e infusión. Unos para calmar la excitación y otros para subirla. Faltaban los orujos de hierbas para la digestión pero como somos serios, no cayeron. Eso será en la próxima cena de convivencia, cuando no se compite.

Del retraso de las salidas y control de material en boxes, pasamos a calentar en menos de cinco minutos. 5, 4, 3, 2, 1…… Gaaaaaaaaaaaaas!!!!

Salimos como lo planeado…. ¿Queréis saber a cuánto? No, no lo sabréis. Son las tácticas de guerra que no podemos compartir. Solamente os diremos que nuestro grito de guerra, mediada la primera vuelta de carrera a pie, fue: “BACALAAAAAOOOO”. Comprendimos que podemos correr a menos de 4’ el km a cara desencajada por las risas. Con principio de flato y con lágrimas en los ojos. Pero somos serios, era la hora del kit kat.

Fin del primer sector de carrera. Entramos a boxes a buscar el rebaño de cabras. Por suerte, seguían donde las habíamos dejado. Iniciamos lo que para nosotros era nuestro fuerte: El control del rebaño. Pero no, El rebaño no fue todo lo controlado que nos gustaría. No hicimos unos buenos relevos pero aun así, supimos manejar los tiempos y dar lo mejor. Se pudo hacer un sector ciclista razonablemente bueno. Todo eso, gracias a la formación Doble X. Es altamente eficaz cuando estás adelantando o hueles una rueda cuando te están intentado adelantar. Genera confusión en el rival. ¡Mano de santo!

Cuatro vueltas con el rebaño y para el corral.

Iniciamos las dos últimas vueltas de carrera a pie. Las fuerzas van justas, la patata al límite y el bacalao, a punto de sacar la cabeza. Son dos vueltas en las que dimos lo máximo para dejar dignamente a nuestro querido equipo, en una digna 25ª posición, en un tiempo de 1:00:23, mejorando 25 posiciones y restando algo más de 4’ a la clasificación del año pasado.

¿Lo mejor? Por descontado que nuestra afición, nuestros compañeros, amigos, forofos…. Son lo más grande que un equipo puede tener. Nosotros hemos puesto el físico y todo SBR Open Team ha puesto el alma.